sábado, junio 03, 2006

"Pedro Páramo" y "Cumbres Borrascosas"

Pedro Páramo y Cumbres Borrascosas
Literatura gótica y amores imposibles

Este trabajo surge a partir de una afirmación de Jorge Rufinelli:
... "Pedro Páramo" es también una historia de amor, apasionada y romántica como “Cumbres Borrascosas" de Brontë; es una historia de muertos y fantasmas en la misma línea gótica de la novela del siglo XVIII; es un breve retablo familiar con una historia de venganza (...) es la fábula de un poder que se estrella contra el destino...
A partir de esta idea, planteamos una lectura comparativa de Pedro Páramo de Juan Rulfo y Cumbres Borrascosas de Emily Brontë con el fin de establecer algunos puntos en común entre dichas novelas: los elementos que las relacionan con la literatura gótica y, derivado de esto, las semejanzas en cuanto a ambiente, personajes y temas tratados en ambas obras.


1] Breve reseña sobre la literatura gótica
La literatura gótica surge en la Inglaterra de fines del siglo XVIII como reacción contra el pensamiento típicamente racional de la Ilustración con la publicación de El castillo de Otranto. Una historia gótica de Horace Walpole y constituye una fuerza dominante hasta 1820 con la aparición de Melmoth, el Errabundo de Charles Maturin como obra emblemática del ocaso de este género.
Son características de este tipo de novelas la exageración de personajes y situaciones y el ambiente sobrenatural en el que abundan ruinas, escenarios exóticos, personajes melancólicos y lugares solitarios, así como el caos y los sentimientos prohibidos.
Más tarde, durante la época victoriana, este ambiente fue modificado para adaptarse a nuevas preocupaciones "convirtiendo el secuestro en mental y social (...) con personajes atrapados por mentes, ciudades, familias y estructuras sociales obsesionadas".
En la novela gótica, el bien y el mal toman la forma de doncella y villano cuyo origen es la obra de Samuel Richardson Clarissa. The history of a young lady (1749). "Los personajes góticos heredaron su naturaleza emocional de Clarissa Harlowe, la virgen atormentada, y de Robert Lovelace, el malvado violador", si bien esta figura no es totalmente malvada porque está perseguida por sus propios tormentos, lo cual crea cierta atracción.
A pesar de que a partir de 1820 se considera terminado este "período gótico", la literatura continúa tomando elementos de él. Tal es el caso de las novelas de las hermanas Brontë, caracterizadas por Solaz como "gótico polémico" ya que toman situaciones de la novela gótica para llamar la atención sobre problemas sociales tales como las leyes injustas o la situación de la mujer. Lo que confina a la mujer ya no es el villano sino la sociedad que le niega su libertad y sus derechos. A la vez, el villano también se transforma en un ser más vulnerable, como lo veremos en el Heathcliff de Cumbres Borrascosas.
Según Giordanino, son las novelas de Ann Radcliffe (1764-1823) las que definen el arquetipo de la víctima perseguida e indefensa y también el del héroe malvado que "encontrará su mayor expresión en los personajes de Byron". Estos personajes se definen por ser taciturnos, de emociones fuertes y contradictorias que los llevan a "desafiar y transgredir los límites sociales y éticos" pero, a la vez que violentos y amenazantes, son marginados y condenados al sufrimiento. Por lo tanto, su personalidad es destructiva y, sin embargo, atrayente. Señala Giordanino que "para la crítica feminista, el héroe-villano tiene un interés particular, porque las escritoras, limitadas por convenciones sociales y literarias, son vistas como forzadas a proyectar poder, agresión y deseos transgresores a través de los personajes masculinos".



2] Pedro Páramo y Cumbres Borrascosas: presencia de elementos góticos
Lejanas en el tiempo y el espacio, Cumbres Borrascosas (Inglaterra, 1848) y Pedro Páramo (México, 1955) tienen, sin embargo, múltiples puntos de contacto en la línea de la historia de un amor desgraciado protagonizada por las parejas Pedro Páramo-Susana San Juan / Heathcliff-Catherine Earnshaw en un ambiente desértico y solitario, capaz de albergar almas errantes.
Como señala Jorge Rufinelli: "... en este motivo la novela entra en un nítido terreno literario, en que los gestos del romanticismo se confunden con un 'frisson nouveau’ el goticismo de las novelas del siglo XVIII..."


2. 1] El ambiente
Pedro Páramo está ambientado en la desértica y abandonada Comala. A diferencia de las historias góticas "puras", Rulfo ubica sus fantasmas en una tierra desértica, en la zona vacía de un pueblo que ha llegado a su completa decadencia. En esas tierras pobres crea un mundo de ánimas en pena. Allí el tiempo se diluye. Juan Villoro sostiene que "la novela sigue el curso circular del mito: nada lineal puede pasar en ella porque sus personajes han sido expulsados de la historia". Según lo expresa Juan Rulfo, Pedro Páramo nace de "la idea de contar una historia en donde el tiempo y el espacio no existieran (...) creí que lo mejor sería utilizar muertos, un pueblo muerto, con todos los personajes muertos".
Estas ánimas viven en la repetición, en la necesidad de contar lo que ha ocurrido en Comala, tal vez como manera de conservar la identidad dentro de ese limbo atemporal en el que subsisten, resignados ya a no encontrar el descanso eterno pues nadie rezará por ellos. Como lo formula Carlos Monsiváis: "la idea determinante no es el 'más allá' sino el 'aquí para siempre'”.
Juan Preciado llega a este pueblo en busca de su padre, Pedro Páramo, y allí se enfrenta a estos seres que han muerto y no pueden llegar al más allá. Los fantasmas, reprimidos en vida por la tiranía del cacique, emiten al fin sus pensamientos. Aturdido por las voces de las ánimas, se convierte él también en un alma en pena, Juan Villoro señala que es en este punto donde "la novela rompe su última atadura con el mundo exterior". Hasta este momento, a Comala sólo han llegado los ecos de lo que sucede a su alrededor: la revolución mexicana y la primera Guerra Cristera.
Juan preciado narra su propia muerte, lo matan los murmullos y un frío inexplicable que contrasta con el clima desértico y caliente de Comala.
No sentía calor, como le dije antes, antes por el contrario, sentía frío (...) conforme yo andaba, el frío aumentaba más y más (...) me di cuenta a poco andar que el frío salía de mí, de mi propia sangre (...) vi que no había nadie, aunque seguía oyendo el murmullo como de mucha gente (...) "Ruega a Dios por nosotros". Eso oí que me decían. Entonces se me heló el alma. Por eso es que ustedes me encontraron muerto.
Emily Brontë sitúa también su historia en un ambiente desierto: los páramos de Yorkshire. Allí, "se puede adivinar el poder del viento norte soplando por sobre la cresta por la excesiva inclinación de algunos arbolillos esmirriados en el límite de la casa y por una fila de flacas espinas que extienden sus ramas hacia el mismo lado, como si imploraran una limosna de sol”. El mismo nombre de la casa, "Cumbres Borrascosas", nos previene sobre el carácter tormentoso de los hechos que allí se desarrollan. En este escenario helado y hostil también encontraremos la presencia de almas errantes: la de Catherine Earnshaw que se presenta frente al huésped suplicándole que la deje entrar. Ella misma manifiesta su estado: "Hace veinte años, hace veinte años que ando errante". Y, al final de novela, cuando Heathcliff se une a ella en la muerte, los rumores aseguran que recorren juntos el páramo.


2.2] Los personajes
Pedro Páramo ha llegado a convertirse en un cacique, actúa con total impunidad pues su ley es la ley en Comala. Juan Rulfo lo define: "... eso es Pedro Páramo, piedra de un páramo". En el marco de la revolución mexicana, apoya causas contradictorias para su beneficio personal. Como él mismo aconseja a Dámaso: "Ya te he dicho que hay que estar con el que vaya ganando". La gente de Comala vive bajo su régimen opresivo durante años sin quejarse.
Pero no es el malvado gótico por excelencia. La muerte de su hijo Miguel y la muerte de la única mujer que amó, Susana San Juan, lo hacen vulnerable.
La tierra es para él un símbolo de poder. Cree que logrará el amor de Susana adueñándose de la tierra y convirtiéndose en cacique de la región: "Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir...".
Es ese amor no correspondido el que despierta su lado sensible: "Tuve ánimos de correr hacia ti. De rodearte de alegría. De llorar. Y lloré, Susana, cuando supe que al fin regresarías".
Según Báez Durán, "su proyecto fracasa al enfrentarse a la invencible locura de la mujer". El poder de Pedro Páramo es vencido así por la locura de la mujer que ama y que ha motivado su afán de poder. Finalmente, ante la muerte de Susana, se desentenderá de todo y dejará a Comala morir.
Guiado por esa pasión, Pedro levanta un imperio para "satisfacer todas las necesidades, pasar todos los límites, vivir todas las vidas...". Lo mismo hará Heathcliff, humillado por Catherine debido a su pobreza. Nada sabemos de los años que él pasa fuera de Inglaterra, pero regresa rico y convertido en un caballero. Aunque, a diferencia de Pedro, él tenía y seguirá teniendo el amor de Cathy mientras que Susana se recrea en el recuerdo de su esposo e ignora a Pedro.
Finalmente, se produce la pérdida de la mujer amada.
Susana muere, el pueblo festeja y Pedro Páramo se venga de ellos "Me cruzaré de brazos y Comala morirá de hambre".
Catherine muere también y Heathcliff ruega que ella se le aparezca: "Yo ahora hago un ruego... Lo repetiré hasta que mi lengua se paralice... ¡Catherine Earnshaw, ojalá no descanses mientras yo viva! Decías que yo te he matado... ¡Persígueme entonces!". Sin embargo, el dolor no detiene su venganza contra las familias Earnshaw y Linton, sino que la vuelve todavía más despiadada, llegando a involucrar a la hija de Catherine y a su propio hijo.
A pesar de esto, de su carácter cruel y vengativo, Heathcliff no es tampoco un villano gótico. Su crueldad está hecha de humillaciones y falta de cariño y por eso, puede ser comprendida.
Susana San Juan tiene en común con la heroína gótica el ser perseguida por Pedro Páramo. Según la opinión de Villoro, "Susana San Juan es el reverso de los demás personajes del libro, se opone a la lógica del lugar y derrota a Pedro Páramo".
Pedro se obsesiona con ella, con esa locura que no entiende y no puede remediar a pesar de todo su poder. La misma locura que la aísla de la realidad, la hace vivir en sus recuerdos y, por lo tanto, la vuelve inaccesible. Pedro logra casarse con ella, pero nunca logrará ser parte de su mundo.
En su imaginación sólo existe la vida, el mar, la sensualidad compartida con su marido muerto. Todo aquello que no puede encontrar en el árido Comala. Incluso después de muerta, cuando Susana comienza a recordar su vida, continúa en su aislamiento, incapaz de comunicarse con las demás ánimas debido al mausoleo a prueba de ruidos que Pedro había hecho construir para ella.
En su delirio es inmune al sufrimiento, como lo demuestra su reacción ante la muerte de su madre: "Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?".
Catherine Earnshaw, alejada casi completamente de la víctima gótica, es incluso más egoísta y ambiciosa que el propio Heathcliff. Por esa ambición llega a renunciar al amor que siente por él y a entregarse a un casamiento que le será más ventajoso. Sin saber que Heathcliff la escucha desde las sombras declara: "¡Pero casarme con Heathcliff ahora, sería degradarme yo misma! Por esto no sabrá él cuanto lo amo; y no porque sea bello, Nelly, sino porque es más que yo misma". Y, cuando Heathcliff vuelve, convertido en un caballero, no vacila en comparar su fuerza con la debilidad de su esposo y en enfrentar a los dos hombres sabiendo que será Edgard Linton quien pierda. En su lecho de muerte lo humillará una vez más llamando a Heathcliff a su lado. Al igual que Susana San Juan rechaza el consuelo del padre Rentería, Catherine no teme por la suerte de su alma. Sabiendo que la muerte se acerca, no vacila en decirle a su amante: "¡Quisiera poder detenerte hasta que hayamos muerto los dos! ¡No me importa lo que sufras! (...) ¡Yo no descansaré en paz!”.


2.3] El elemento fantástico: la vida después de la muerte
Como hemos visto anteriormente, la vida en el más allá es en el universo de Rulfo un continuo deambular por el tiempo, una incesante repetición de los recuerdos, una condena de la que nadie puede librarse. No existe la esperanza de alcanzar el descanso eterno, pues al parecer las culpas (si existen) no llegan a ser perdonadas, así como los ruegos no son escuchados por esa divinidad que es lejana e indiferente.
La existencia continúa después de la muerte también en la novela de Emily Brontë, pero con otras características. Aquí, el espectro de Catherine vaga durante años impulsado, tal vez, por el pedido de Heathcliff. Pero, al fin, cuando ambos espíritus logran reunirse, renace la esperanza de cierto reposo en las palabras de John Lockwood:
Me detuve un rato alrededor de esas tumbas, bajo el cielo benigno. Miré las mariposas que revoloteaban en medio de los yuyos y de ¡as campánulas; escuché la brisa ligera que agitaba las hierbas y me pregunté cómo podría alguien imaginar que los que dormían en esa tierra tranquila tuviesen un sueño agitado.


3] Conclusión
Retomando lo que decíamos al principio, podemos observar cómo las novelas que hemos comentado se corresponden en cuanto a ciertos elementos provenientes de la literatura gótica y a la presencia de un amor imposible que las atraviesa.
Si bien el ambiente gótico por excelencia (la mansión tenebrosa y recargada) está aquí ausente, tanto Rulfo como Brontë logran crear un clima de opresión y extrañeza a partir de regiones desérticas y de climas hostiles (el calor agobiante de Comala y las fuertes tempestades de Yorkshire). Ambientes que acompañarán la rudeza de sus habitantes y el deambular de las almas en pena.
En cuanto a los personajes, podemos encontrar cierta similitud entre Pedro Páramo y Heathcliff: su amor obsesivo por una mujer inaccesible, su deseo de poder simbolizado en la posesión de las tierras (Heathcliff se apodera de las propiedades de los Earnshaw y de los Linton así como Pedro se apodera de Comala), su afán de vengarse de aquellos que los han separado de la mujer amada. Ambos actúan con total impunidad y falta de moral, pero su vulnerabilidad y la intensidad del amor que sienten los alejan del villano gótico.
Susana San Juan y Catherine Earnshaw, como ya lo hemos observado, no tienen tantos puntos en común. Comparten, sin embargo, el amor hacia hombres que no pueden ser parte de sus vidas. La muerte ha alejado al marido de Susana y la propia ambición ha impedido que Catherine se una a Heathcliff. Las circunstancias de la muerte de ambas mujeres son similares también: tanto Susana como Catherine dejan de existir (en este mundo al menos) en medio de un delirio febril. Catherine no puede ser equiparada, en nuestra opinión, a la heroína gótica pues poco hay en ella de víctima. Susana, en cambio, tiene en común con ellas el ser perseguida por Pedro y finalmente poseída por él a través un matrimonio del cual parece no tener conciencia.
Por último, otro tema en común entre ambas novelas que las acerca a las historias góticas es la presencia de estos fantasmas errantes. Aunque en el caso de Pedro Páramo, lejos de ser seres atemorizantes, son sólo almas resignadas a su suerte de no alcanzar el reposo eterno. En Cumbres Borrascosas, como ya lo hemos señalado, las almas de Catherine y Heathcliff vagan también por esa tierra que fue testigo de su historia, pero no podemos suponer que esto sea un castigo, sino por el contrario, un símbolo de la felicidad y la unión que no tuvieron en vida.



BIBLIOGRAFÍA

BÁEZ DURÁN, Miguel, El silencio y las voces errantes en “Pedro Páramo” [en línea], Cánada, University of Calgary, c. 2003, http://artsandscience.concordia.ca/cmll/spanish/antonio/baez.htm.

BRONTË, Emily, Cumbres Borrascosas, Buenos Aires, Acme Agency, 1951.

GIORDANINO, Eduardo, estirpes malditas: víctimas y victimarios en la novela gótica [en línea], Otro campo, c. 1999-2001, http://www.otrocampo.com.

LOVECRAFT, H. P., El horror en la literatura, Madrid, Alianza, 1995.

MARTÍN DE DORIA, Cristina, Amor y muerte, ¿reflejo de un mismo espejo? [en línea], España, Universidad de Sevilla, c. 2001, http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/amorym.html.

RUFINELLI, Jorge, “Juan Rulfo” en RULFO, Juan, Para cuando yo me ausente, México, Grijalbo, 1987, pp. 35-72.

RULFO, Juan, Pedro Páramo, El llano en llamas y otros textos, Buenos Aires, Planeta, 2000.

RULFO, Juan, “El desafío de la creación” (pp. 338-390) y “Juan Rulfo examina su narrativa” (pp. 449-484) en RULFO, Juan, Toda la obra, Colección Archivos, coordinador Claude Fell, México, FCE, Madrid, 1996.

SOLAZ, Lucía, Literatura gótica [en línea], España, Universidad Complutense de Madrid, c. 2003, http://www.ucm.es/info/especulo/numero23/gotica.html

VILLORO, Juan, Juan Rulfo: lección de arena [en línea], México, Nexos, c. 1999, http://www.nexos.com.mx/internos/saladelectura/letrasmexicanas/villoro.asp.

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